El Lugar. Todos los asistentes, concurrimos a un lugar,
donde era de público conocimiento que se realizaban recitales de rock. Nuestra
función esa noche, era ir a ver un espectáculo de Rock. El local fue
promocionado por su gerenciador, Omar Chabán, como “un micro estadio para 4 mil
personas”. El Periodismo no lo dudó y lo publicó. ¿Por qué iba a dudarlo el
público? ¿Por qué iba a dudarlo la banda?
La “Cultura del Rock”. El fenómeno de las bengalas no era
exclusivo de Callejeros. Alguien desinformado podría pensar que las bengalas en
el rock comenzaron porque algún músico sugirió su uso, pero no fue así, en
realidad fue algo parecido a una herencia. Del fútbol al rock. Este modo
“festivo” comenzó por cuenta del público, porque a algunos se les ocurrió y otros
lo imitaron. El desenlace fatal de las 194 víctimas era casi lógico con las
condiciones de seguridad de todos los boliches donde se brindaban recitales.
Podría haber pasado antes (de hecho, pasó antes y pasó después, en éste y otros
ámbitos) o podría haber sido después, pero no hay que olvidar que si esto pasó
es porque las condiciones de seguridad de todos los espacios eran precarias. Y
si el propio Estado acusa desconocerlo, con más razón, lo desconoce una banda
de rock o su público.
El incentivo de la “bengala”. Tomar una actitud pasiva como
incentivo es algo equivocado. Yo incentivo cuando incito a alguien a hacer
algo, pero si ese alguien ya tenía la costumbre de hacer algo, “no censurar”
esa acción no es lo mismo que “incentivar”. Si el público de rock prendía
bengalas hace diez o quince años, no pueden decir que quien no censuró esa
costumbre hace cuatro o cinco sea responsable de incentivar dicha costumbre.
Trasladar la responsabilidad de que una persona prenda una bengala, a quien
está arriba del escenario con un micrófono o un instrumento, es un tremendo
error. De esa forma estamos, no solo trasladando esa responsabilidad sino
también menospreciando la inteligencia de quienes ya no están, y de quienes
sobrevivimos. Aunque el grupo musical, incentive el uso de pirotecnia, cada uno
de los asistentes es libre de decidir si quiere hacerlo o no. Esa decisión es
personal. Si el vocalista de una banda, dice: “saquen armas y disparen tiros al
aire”, el publico no va a hacerlo, por lo tanto la decisión de prender
pirotecnia, también, es del público y no de la banda. Aunque algún abogado
quiera instalar que Callejeros daba “la orden” de prender bengalas. Eso es
completamente MENTIRA.
El Gerenciador del lugar. Omar Emir Chabán. Una persona de
una trayectoria sumamente extensa en el mundo del Rock. Quienes lo conocían en
ese momento, aunque sea de nombre, suponían que era el dueño del lugar.
Segundos antes de que suceda la tragedia, Chabán realizó una advertencia al
público: “Negros de mierda, Pelotudos, no prendan pirotecnia, las salidas no
van a dar abasto, se van a morir todos como en Paraguay”. Alguien puede tomarlo
como advertencia, otros pueden tomarlo como provocación. Lo concreto es que las
salidas no iban a dar abasto. Si él lo sabía, también debían haberlo sabido,
los funcionarios del Gobierno de la Ciudad, encargados de permitir, o no, que
ese lugar funcionara en esas condiciones.
El Gobierno de la Ciudad. Las 3 personas mencionadas a
continuación, son las principales responsables de que Cromañón haya estado
abierto y no clausurado. Son los únicos que tenían el poder de decidir que ese
lugar estuviera cerrado, que ninguna banda tocara ahí y que ningún gerenciador
pudiera abrirlo en esas condiciones. Fabiana Fizbin, (Ex Subsecretaria de
Control Comunal), Ana María Fernández (Directora Adjunta de la Dirección General de Fiscalización y Control), Gustavo
Torres (Director General de Fiscalización y Control). Ellos son, sin ningún
tipo de duda, los principales responsables de esta tragedia. Son los únicos que
podrían haberlo evitado y NO LO HICIERON. Si el lugar funcionaba sin
habilitación y sin ser inspeccionado y la culpa no la tienen los organismos de
control ¿quién la tiene? Cromañón no era un lugar oculto, se promocionaba en
los medios masivos como un lugar para hacer recitales y actividades culturales
con asistencia masiva de público. Nadie, salvo el Estado, podía dudar que el
lugar estuviera en condiciones.
La banda “Callejeros”. Una banda de rock, con 8 años de
trayectoria hasta ese momento. Su función esa noche, era subir al escenario y
brindar un show musical. Es importante aclarar las funciones de cada uno. El
gerenciador debía acondicionar un lugar para que toquen grupos musicales. El
gobierno y sus inspectores debían controlar que ese lugar este debidamente
acondicionado para tal fin. El público debía ir a ver una banda y disfrutar de
su show. Ni el público, ni la banda, debían controlar habilitaciones. No saben,
ni deben saber, sobre habilitaciones. Ni el público ni la banda debían controlar
que el techo fuera ignifugo, hay gente especializada para dicha tarea, ¿Cómo
vamos a culpar a un grupo musical por no verificar que un techo es ignifugo o
la disposición de una salida de emergencia? ¿Acaso le pedimos a un inspector de
seguridad que toque bien un saxofón? Es una locura que un músico que no estudió
para eso sino precisamente para ser músico, deba verificar salidas, techos, y
demás cuestiones de seguridad, porque NO ESTÁ CAPACITADO para hacerlo. Por lo
tanto no es su función, ni debe hacerlo.
Las Amenazas a Sobrevivientes y Testigos. Muchos de
nosotros, durante estos casi 5 años,
hemos tenido que soportar diversas situaciones. Soportamos
que nos ignoren, que nos amenacen, que nos golpeen, que nos deseen la muerte
por defender nuestra verdad. “Ustedes se tendrían que haber muerto en Cromañón”
se escuchaba de varias bocas en la última manifestación en Tribunales. “Vos no
podés hablar porque a vos no se te murió un hijo” escuchamos durante casi 5
años. ¿Qué deberíamos hacer? ¿Efectivamente morirnos para que nuestros padres
hablen por nosotros? ¿Callarnos la boca y dejar que sigan ensuciando la causa?
Es lo que venimos haciendo. Hasta hoy. Hasta que decidimos escribir este texto
y contarle a todo el mundo la verdad. Somos TESTIGOS y sobrevivientes de esa
noche, y como decíamos en el inicio, algo hizo que hoy estemos acá para
contarla. Sin intenciones económicas ni políticas. Sin nada que esconder. Sin
amenazar a nadie. Esta es nuestra verdad. Queremos, Necesitamos y Exigimos
JUSTICIA.
TEXTO ESCRITO POR SOBREVIVIENTES DE LA TRAGEDIA DE CROMAÑON. SE AGRADECE SU
DIFUSION.
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