Ningún ser humano se anima a tomar coraje, todos tienen miedo de terminar como Sísifo, pero debes ser distinto, o seras igual.
El colectivo que elijas va a estar lleno, pero lleno, no hay
forma que se oponga otra situación. El tumulto
de hombros, espaldas y cabezas no te dejan pasar, nadie te mira, nadie
te escucha, sos vos y tus pies.
Antes de cualquier hastío debes resignar, el famoso costo de
oportunidad, ninguna de las partes anatómicas del éxito es gratis, ni siquiera
lo aparente. No pienses que lo que dejes es proporcional a lo que ganas porque
para nada es así, hay vidas que se han resignado ellas mismas, quedando
totalmente desnudas y fallecidas. Sin embargo nada.
Atención, el sudor miente. Que este se genere en el tumulto
es causa del amontonamiento y no necesariamente del esfuerzo de cada uno. Por
eso, reitero, el sudor engaña, fabrica la barrera y no nos dejamos imponer, ya
que valorizamos el arduo trabajo del de adelante.
¿Trabajo arduo es sudar por estancarse y ser rozado por
otros en el mismo estado?
Para nada, debemos librarnos de ese pensar, y los que sudan
en su molde hay que martillarles la paciencia para que nos dejen pasar. Y esto
si que es arduo, debes caminar con unos yunques de pie, luchando con el loco y
desagradable tiempo, amordazando a miedos por tenerle, valga la redundancia,
miedo a enfrentarlos, aprehender todo lo que puedas por la ventanilla y serle
fiel al sentido de lo que amas.
Entonces, ¿Qué es lo que buscamos regalarle a la muerte?
¿Acaso quedarnos acurrucados, sin pena ni gloria, en la parada? ¿Acaso
estancarnos y sudar lo que nos dicten los miedos? No, para nada.
Entonces, ¿Qué es eso que se llama éxito?
Quedarse con la libertad, quizás.
Rechazar cualquier desgano al cumplimiento de los sueños, quizás.
Sobrepasar los conceptos y tiranías de este mundo,
Quizás.
Conseguir asiento, quizás.
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