Amores de estación arrinconados en las copas de los árboles,
amistades de vaivén en las botellas de los cordones.
Voy girando en compromisos
cortos y sumisos, desvalijando todo secreto guardado, mintiéndole al paso del
tiempo.
Perdí reverberancia poética.
Gané un adiós.
El sentido de la vida se descompone en huellas, y esclavizados
de esta lectura nos vemos obligados a retrasar las páginas para husmear lo
subrayado, para convencer al presente con optimismo barato.
Perdí la reciprocidad con los sueños.
Gané dolor.
Noches y noches vacacionando en calles pasadas, buscando viejos encuentros y sintiendo la copia de la copia de las sensaciones.
Me cruzo con recuerdos ya crecidos, que armaron vida propia
y no se apiadan de mí.
Perdí sombras.
Gané estrellas.
Perdí juicios.
Gané libertad.
Gané libertad.
El pasado es anarquista, se me ocurre, y se vierte en rebelión
por las venas de la consciencia, lo llama el rededor apedreando nuestro ‘yo’.
Desbarata y lucha contra el presente,
que con su tiranía, nos somete a una rutina.
Perdí mesura.
Gané traición.
Vivir con la visera en la nuca hace arder los ojos. ¿Por
qué conspirar contra nuestro propio sentido? El deber aquí es tener en cuenta
que la mejor anécdota no se contó porque no se vivió, y que vacacionar cuesta
caro si no sacamos pasaje de vuelta.
Pasado pesado.
Pedro Alcaraz
Hermosa prosa poética, Pedro, sin ser de este país, me produjo esa nostalgia que solo los argentinos saben transmitir en sus textos.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Gracias Humberto.
EliminarTransmitir es lo que estoy buscando con los textos nuevos, y tu comentario me llena.
Abrazo.
haciendo un inventario de pasado, la verdad que aveces es mejor
ResponderEliminarno mirar hacía atrñas, sólo para recuperar lo aprendido.Muy hermoso
Slaudos
Gracias Sandra.
EliminarUn saludo.