jueves, 24 de junio de 2010

Un espejo apasionado

EL espejo se rie y no puede creer que haya tanta impotencia en mi.
No percibo ninguna ayuda y solo no puedo.
Solo no puedo.
Me siento un egoísta, bicho raro, un pelotudo con todas las letras.
Me siento endemoniado.
Parece que para muchos, mi opinión esta envenenada.
Estoy envenenado.
Me quedo solo, en mi escritorio, escribiendo para no aburrirme de mis idolos que me mantienen ocupado.
Igual no puedo, me caigo de la silla.
Las 4 patas se quebraron hace rato:
El amor se hizo ceniza.
La amistad cambia siempre de color, pero no perdura.
La familia se gasta con el tiempo.
Y con la pasión parece que no alcanza:
No la puede sostener sola.
Sigo escribiendo en el piso porque creo que con la pasión se puede encontrar una salida.
E intento unir la pasión con la amistad, pero la amistad se amarga y no quiere saber nada.
Intento unirla con el amor, pero el amor retrocede y tranza con la culpa.
Intente unirla con la familia, pero la mayoría no es compatible.
Y ahí me doy cuenta que el tiempo arregla todo, que si puedo unir la única pata que me queda con el respaldo, la magia y la imaginación hace el resto.
Mientras tanto, la lapicera me sirve de bastón y la locura de los pecados ya la superé.

2 comentarios :

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