Cenizas de otro Fuego

En Haití, hay cenizas por todos lados,
En mi país, se ignoran hasta las cenizas,
En las estrellas, existen tus cenizas,
En la memoria, se tiran las cenizas,
En mi corazón, esta lleno de cenizas,
En el mundo, se escapan las cenizas,
En el rock, quedaron 194 cenizas,
En el éxito, se prejuzgan las cenizas,
En la pobreza, se alimentan de cenizas.
En las iglesias, no sobran cenizas,
En las escuelas no se aprende de cenizas,
En las bibliotecas conoces las cenizas,
En el fútbol, se aspiran cenizas.
En las calles, se pisan cenizas,
En la revolución se habla de cenizas,
En el nuevo Jesús se soplaron las cenizas,
En las cárceles se huele a cenizas,
En la justicia se hiere a las cenizas.
En el campo se quebraron las cenizas,
En el Estado nunca existieron las cenizas,
En las abuelas, nunca llegaron a ser cenizas,
En los padres, su lucha puede ser ceniza.
En las gorras se sienten las cenizas.

Existen cenizas y cenizas, pero ahora llegamos nosotros,
los que no queremos ser nada y a la vez todo,
los que queremos hacer todo a oscuras pero que se nos vea,
los que ayudamos sin hacer tanto espamento,
los que nos libramos de todo medio de comunicación.
Somos lo que el mundo no ve y siente.
Somos las cenizas que nadie levanta porque todavía arden.
Somos cenizas que lleva el viento.
Somos cenizas del alma nueva.
Somos cenizas de otro fuego.