No hay que forzar la lapicera,
no hay que dominar nuestros sentidos.
Morir de mis amores
es mi responsabilidad.
Maldigo, miento y envidio.
Puteo, me abrigo y bostezo.
La espera se hace densa,
los recuerdos son hormigas
que mueren de hambre.
Y otros sobreviven, cruelmente.
El viento de aquel día
todavía me pega en la cara.
Jugaba de local,
y en el mismo momento,
moría de local.
Pesadillas de invierno,
locuras de un inexperto
que no sabía luchar.
Maldigo, miento y envidio.
Puteo, me abrigo y bostezo.
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