jueves, 29 de julio de 2010

Voy a salir de la peor manera, en silencio, despacio y con la resignación como mochila.

¿Saben que es lo peor de esta historia?
Que la justicia ni se mosqueo.
Que la alegría reina igual.
Que mi pesadilla es ella en este momento. Y de nadie más.
Apropiarme de esa pesadilla me permite acceder a una tormenta en donde es difícil remontar mi barrilete.
En donde mi corazón se suicida con un rayo de menta envenenado.
No sé a donde voy. No sé el por qué del donde vengo.
No conozco la ruta. No conozco el sentido.
Pero me siento libre por momentos. Me siento en la hamaca que siempre quise.
En la estrella que siempre mire. Que siempre alenté.
En las buenas y en las malas.
Mi blog tiene muchas de esas cosas. Esas que ni sé porque están acá.
Será un reproche, un resentimiento, una venganza, una trampa (?) Solo están y esa es parte de una libertad interna muy personal. Muy mía. Y de nadie más.
¿Saben que es lo peor de esta historia?
Que los pelotudos nacen.
Que la ignorancia es como la mugre.
Que nunca es tarde para morir.
Por que la escritura es la luz. Y nosotros somos todos electricistas. Caraduras.
A mi nadie me mando a un taller de literatura. Fui solo.
Y no me vengan que son cosas del destino. Porque son cosas del pasado.
Son cosas del viento que arrastro una salida. Una desembocadura.
Son cosas de uno mismo. Y de nadie más.
Vallan a ver al cristiano que les enseñara el camino de Dios. ¿Pero la fuerza de nosotros mismos sin ninguna voluntad externa y esfumada?, ¿Y mi vida?, ¿Mi privacidad?, ¿Mi mi?, ¿Mi yo?
Yo soy muy partidario del bombardeo interno para generar una personalidad desbocada y sana.
Yo soy ese que te respeta por como pensas, pero vos respetame a mi, porque si no me respetas yo te voy a respetar mas.
Y no digo que no te voy a criticar. Criticar es la mejor forma de criticarnos.
Siempre que criticamos al otro, tratemos que simultáneamente nos llegue a nosotros el mensaje. Que pongamos “Responder” y agreguemos nuestro email.
¿Se entiende?
Yo me enoje bastante conmigo mismo. Me enoje porque no entendía a los demás.
Y tuve que vivir la noche para entender a los trasnochados.
Tuve que vivir la perdición para entender a los cantantes.
Y sé que tengo que vivir la traición para entender a los desbocados.
Tengo que vivir la soledad extrema para entender la religión.
Pero por ahí es mejor opinar en el otro lado de la vereda.
Mi abuela me enseño que las personas no duran para siempre. Que no duramos para siempre. Que por mas que me hablen de la eternidad, después de un tiempo nuestro nombre se borra de la historia y solo queda la otra vida, la otra vía. Y mientras viva quiero ser alguien. Bien plantado. Hacer y esperar. Algo va a llegar.
Me manejo con tranquilidad pero tengo esa ansiedad que me mata. Sinceramente me tiene atrapado.
La ansiedad consiste en que quiero ser más todo el tiempo. Cuando tengo la suela, ya quiero los cordones y cuando la miro a ella, ya la quiero abrazar.
Me pregunto todo el tiempo porque no puedo hacer lo del medio.
“Tengo miedo” es la respuesta.
El segundo planteo es: “Si tenes el No, y esta la oportunidad de ir por el Si. ¿Por qué quedarse por el No?”
Y lo peor de todo es que también tiene respuesta: “Está el miedo de que el No se agrande.”
Es así, la vida es así. Si queremos: Todo tiene respuesta.
El problema es que no nos hacemos las preguntas cara a cara con nosotros mismos. No queremos aprender.
Les digo esto porque yo sinceramente aprendo más de una pregunta que de una respuesta.
Se aprende mas mirando una botella que tomando alcohol.
Aunque me lo discutas a muerte que no es verdad. Yo lo vivo así.
¿Saben que es lo peor de esta historia?
Que aprendí que ella es de todos. Y de nadie más.

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